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lunes, 20 de septiembre de 2010

Matagalls-Montserrat, el muro transformado en escalón.


18 de Septiembre de 2010, a las 16:57 empezaba nuestra aventura, nos esperaban 83’4 kilómetros con 5980m de desnivel acumulado. Personalmente he invertido tres meses entrenando exclusivamente para esta prueba. El reto que me marqué era entrar antes de las 12h. Ya que era la primera vez que la hacía, creo que era un buen reto. Ahora que la he acabado pienso que fue un objetivo bien planteado.

Los días previos tenía una emoción increíble, cada vez que pensaba en que me aventuraba a correr 83,4 kilómetros más emocionado me sentía. Hacía 4 años que no preparaba una carrera y volver a la acción con esta, me mantuvo en un nivel de adrenalina que no recordaba.

Nos juntamos todo el equipo para ir hacia el punto de partida. Allí aguantamos la emoción bajo la fina lluvia que nos cayó durante la hora previa a nuestra salida, era increíble el ambientazo que había.

A la organización un 10, era la XXXI edición y todo estaba bajo control. En la tarjeta dorsal marcaba la hora de la salida de los participantes, y minuto a minuto 20 participantes salían por escrupuloso orden.




Al cruzar la carpa del primer punto control, me despedí de mi equipo Gymtonic’s Team, que hasta este día habíamos entrenado juntos. Individualmente nos habíamos marcado objetivos diferentes. Quiero valorar el gran esfuerzo que hicieron las chicas de la asistencia personal de Gymtonic’s Team María y Cristina, que se encargaron de hacer el seguimiento del equipo para cubrir las posibles necesidades y dar ánimo. Una de las mejores sensaciones que se recibe durante la travesía, es el apoyo del público con sus gritos y aplausos por el esfuerzo que estás realizando, verlas a ellas hacía aumentar esa sensación muchos enteros.

Al salir íbamos en fila de a uno, algo difícil para empezar a progresar posiciones y coger el ritmo, pero eso duró 400m cuando entramos en la pista forestal, donde la lluvia decidió abandonarnos y ponernos algo más fácil el camino. Era impresionante el volumen de participantes que ocupaban el camino.

Puse el ritmo de crucero con el que me sentía muy cómodo y con el que esperaba aguantar el máximo de horas corriendo, hasta que las piernas me obligaran a caminar. La emoción dio paso a la concentración y empezaron a caer kilómetros, y de vez en cuando mi móvil me avisaba de la entrada de algún mensaje, sabía que tenía amigos pendientes de mi y decidí leerlos para los últimos metros. Toda esta teoría se fue al traste cuando noté que mi móvil no me acompañaba desde no sé qué kilómetro entre el 16 y el 36. Seguí mi camino y de repente un regalo increíble (no, nadie me devolvía el móvil) entre las nubes y el perfil de la montaña apareció un sol rojo que me hipnotizó y me paré a fotografiarlo. Ni pude ni quise obviar ese momento.



Los primeros avituallamientos eran de pasada, empecé a repostar líquido cuando acabé mis reservas. Y cuando me salían por las orejas las barritas que llevaba, decidí comer algo de fruta y regalarme un sándwich de nocilla en el penúltimo y último. Me supieron a gloria.

La noche me invadió en medio de un bosque donde ya llevaba el frontal encendido y al salir de nuevo a campo abierto las nubes se disiparon y dejaron el cielo estrellado y una luna que en más de una ocasión me iluminó lo suficiente como para apagar el frontal. Te aseguro que la sensación de ir sólo en la noche, corriendo bajo la luz que reflejaba la luna era indescriptible.

En un par de ocasiones me perdí, aún y así tuve la fortuna de encontrarme con alguien y juntos reencontrar el camino correcto sin perder tiempo excesivo.

A eso de las 9h 30’ de travesía a falta de escasos 12 kilómetros mis piernas me dijeron, amigo... “va a correr Rita” y como Rita no vino, me puse a caminar lo más rápido que podía, mientras veía como verdaderas máquinas me adelantaban de la forma que yo ya era incapaz de hacer.

En la ascensión a Montserrat me alcanzó Ramón, un vecino de Sant Climent de Llobregat, al que me enganché como una lapa, desde aquí le doy las gracias porque hizo que la ascensión fuese mucho más fácil. Apreté al final lo que pude y de repente las piernas empezaron a correr y lo aproveché para darlo todo hasta parar el crono en 11h 40’. Me siento muy orgulloso de lo que he realizado y feliz de poderlo compartir en el blog.

El mejor regalo fue que mi mujer se levantó de la cama para venir a buscarme a las 4 a.m. Eso sí que tiene mérito.¡MUCHÍSIMAS GRACIAS RAQUEL!

Saludos

3 comentarios:

  1. Moltíssimes felicitats pel repte aconseguit!
    Molt bona la crònica, per uns segons m'han entrat ganes de fer-la i tot!

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  2. MI MAS SINCERA ENHORABUENA PRIMAZO, ESTÁS HECHO UN ROBLE.. POCA GENTE HACE LOCURAS DE ÉSTAS, PERO REALMENTE LEIENDO Y ESCUCHÁNDOTE, A UNO LE ENTRAN GANAS DE REALIZAR ALGUNA.
    mUCHO ÁNIMO PARA LA "MAM", Y RECIBE UN BESAZO DE LOS MÍOS!
    YA SABES.... GASSSSSSSSSSSSSSSS....

    Isaias

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